El Chico Dhall ©

Chapter 33: XXXII



Chapter 33: XXXII

Capítulo treinta y dos

Escucho sin ánimos a Quero quien me cuenta animadamente como fue que Yannick le pidió que

fueran al baile juntos.

—Entonces yo solté de la nada que no tendría pareja para la fiesta de graduación y uno de los chicos

guapos de la empresa se ofreció a ir conmigo y Yannick solo me dio una rápida mirada —parpadea

varias veces y suspira —en ese momento no dije nada, pero luego, cuando estábamos solos en el

ascensor me arrincono contra una de las cuatro paredes y me dijo que yo tenía la obligación de ir con

él —se tira en la cama y cubre su rostro con la almohada para ahogar uno de sus tantos gritos.

Dejo caer mi cuerpo a su lado y ella se quita la almohada de la cara —Me alegra que hayas

conseguido pareja de una forma cliché en libros —habló sin ánimos y pasó uno de mis brazos por

encima de mis ojos.

—¿Qué pasa Jex? Desde que llegaste estás desanimada, sin ganas de hablar, deprimida... No me

digas que lo hiciste y no me has contado —me jala para quedar sentada en la cama —¿Cómo fue?

¿Te duele el corazón? ¿Sientes que te vas a morir?

Levantó mis cejas y niego —No Quero, no lo he rechazado.

—¡¿Entonces?!

—Mi padre se dio cuenta de que él es mi mate por culpa de tu mejor amigo que no sabe otra cosa que

husmear en mi vida, Elián quiere reventarle la cara y me imagino que Neftali a él y ahora yo estoy en

un cúmulo de emocione porque... —muerdo mis labios dudosa en su decirlo o no y ella me anima a Property of Nô)(velDr(a)ma.Org.

seguir hablando —me besó y yo también lo besé, nos besamos —llevo las manos a mi largo cabello

—y ahora su cara está en mi mente y no se va —suspiro pesadamente —y como si fuese poco ahora

también tengo miedo de llegar a mi casa, porque no sé cómo reaccionara mi papá, ya que si él quiere

me puede dejar encerrada toda la vida en mi cuarto y...

—Cálmate —toma mis hombros —inhala y exhala —acomoda mi cabello con cuidado de no jalarlo —

eso es algo que iba a pasar tarde o temprano, no lo podías ocultarlo toda la vida, ¿Okey? —me abraza

—yo creo que justo ahora deberías ir y enfrentes a tu papá con la verdad, decirle como sucedieron las

cosas y si el no te comprende —nos separa —aquí estaré yo para compartir mi cuarto contigo,

además —alza sus cejas de arriba a bajo —tienes a tu romeo acosador —mis mejillas se ponen rojas

al escuchar eso y le doy un manotazo en el hombro —¡Auch! No me pegues, solo digo la verdad.

Me levanto y tomo mi bolsa y libros del piso, —como sea —abro la puerta —deseame suerte.

—Suerte —giña y sonrío, cierro la puerta y salgo de su casa.

La brisa fría de casi media noche me hace apretar los libros con fuerza en mi pecho y apresuró mis

pasos hacia la casa, los aullidos de lobos guerreros se escuchan difuminados en la lejanía y maldigo a

todo ese montón de nubes que tapa la claridad de la luna.

Aún con la poca iluminación que hay y mi asco de visión noto una silueta en la esquina de mi calle al

doblar, bajo la cabeza observando mis pasos y empiezo a suspirar pesadamente al notar cada vez

más su presencia al acercarme.

Fally, estate atenta a cualquier ruido de movimiento en esa dirección.*

Vale, mantendré mis sentidos fuera.

Doblo en la esquina como si mi vida dependiera de ello y prácticamente le ordenó a mis pies empezar

a correr cuando noto esas pisadas fuertes detrás de mí. Mis labios tiemblan de miedo con esa enorme

presencia y todos los pelitos de mi cuerpo se erizan al escucharlo silbar.

Sé que podría hacerle frente, pero nunca había sentido algo así y con todo lo que está pasando en la

manada últimamente es muy extraño.

El corazón se me sube a la garganta cuando su gran mano me toma del brazo y suelto los libros

pesados para empezar un combate mano a mano, mi atacante detiene mis movimientos con

naturalidad y posa una de sus manos en mi boca antes de que pueda gritar.

Con fuerza piso su pie logrando segundos de estabilidad y la bombilla que estuvo apagada todo este

tiempo se prende dejándome ver a mi fantástico agresor.

—Muy chiquita, pero peligrosa —cogea de su pie izquierdo y dejó que se apoye de mis hombros —yo

que quería raptarte de una forma romántica y me sales con esto.

Alzo las cejas y aplastó mis labios para no reír con su comentario —Yo no sabía que se podía raptar a

alguien de forma romántica, chico acosador Dhall.

—Si ambas personas se quieren es obvio que va a ser romántico —mete las manos dentro de su

sudadera blanca y muerde sus labios ligeramente —y yo sé que tú a mí me quieres.

Asiento sonriente —Sí, sí, te quiero muchísimo —digo con ironía en mi voz y me agachó a recoger mis

libros y las hojas que se salieron de estos, Elián se agacha para ayudarme y al darme la hoja, sin

querer, rozó su mano.

Llevo mi vista a su rostro y quedó totalmente anonadada con solo observar su sonrisa y esos ojos

azules, junto mis cejas al notar lo que estoy haciendo y me levanto guardando las cosas dentro, dejo

que mis pies sigan su recorriedo a la casa y él no duda en acompañarme.

—Me encanta cuando tus ojos brillan de esa manera —dice sin más y me detengo abruptamente.

Él gira para verme y trago grueso sintiendo, otra vez, todas esas emociones acumularse en mi

corazón para que este lata con fuerza, mis manos pican por tocarlo como lo hice esta tarde y entre

abro mis labios recordando nuestros besos.

Oh no, esto no está bien.

Nada bien.

¿Dónde se supone que está el Elián mujeriego que tenía cada semana una chica nueva en la puerta

de su casa?

¿Qué se hizo el chico Dhall?

Desvío la mirada hacia la carretera y está vez camino más rápido para no caer en la tentación al

escuchar algo lindo de su parte.

No quiero, ¿o sí?

¡AH NO SÉ!

» —No luches contra lo que sientes, Jex —su mano captura mi mochila haciendo que me detenga

metros antes de llegar a mi casa, —yo sé que también quieres esto tanto como yo —me rodea con sus

brazos por detrás y posa su cabeza sobre la mía.

—Elián, no empieces con estas cosas, sabes perfectamente lo que pienso de ti.

—Yo sé que quieres estar conmigo —me voltea y levanto mi rostro para verlo directamente a los ojos

—Julieta... —acuna mi cara y cierro mis ojos disfrutando de su tacto.

A la mierda.

Ya no me importa que tantas personas nos vean, que tantas podrían fomentar el chisme, que tantas

puedan hablar de mí a mi espalda, ya no me importa el cliche en el que estoy, ni mucho menos el

pensar que algún día pueda convertirme en una aburrida luna.

Lo único que me importa y quiero es que se detenga el tiempo, justo en este momento, para disfrutar

de las caricias que tiene para darme y los mimos que tiene para consentirme, porque sin darme cuenta

y al mismo tiempo saberlo, me he enamorado del chico Dhall.

Me he enamorado del romeo acosador.


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