Capítulo 2401
Capítulo 2401
Curiosidad
Cleo intervino rápidamente para suavizar las cosas cuando vio que Jaime se había convertido en el blanco del escrutinio de Sigfrido.
—Señor Gracia, se llama Jaime Casas. Vino del reino mundano, un mocoso tonto.
Los ojos de Sigfrido se entrecerraron mientras preguntaba: This belongs to NôvelDrama.Org: ©.
—¿Del reino mundano? ¿Desde cuándo permitimos que gente del reino mundano participe en la Conferencia del Reino Secreto?
Evangelina se apresuró a aclarar:
—Señor Gracia, Jaime pertenece ahora a la familia Gabaldón y nos está representando en la Conferencia del Reino Secreto.
—¿Dejan que un niño del reino mundano represente a su familia? ¡Qué deshonra para la Puerta del Fuego! —Kerem habló mientras se dirigía hacia Sigfrido y los demás.
—Señor Gracia, soy Kerem Marcio de la Secta Zahrin de la Puerta del Fuego —se presentó con una reverencia.
—¡Señor Marcio, encantado de conocerlo! —le saludó Sigfrido—. ¿Quién es ese Jaime? ¿Es en verdad del reino mundano?
—Así es. Es del reino mundano. No sé qué relación tiene con los Gabaldón que le permitieron representar a su familia para asistir a la Conferencia del Reino Secreto —respondió Kerem.
—Ya veo... —Sigfrido volvió a centrar su atención en Jaime.
—En realidad, señor Gracia…
Evangelina comenzó a explicar, pero Sigfrido levantó la mano para cortarla.
—Un momento. Tengo que informar de esto. Permitir que gente del reino mundano se una a la Conferencia del Reino Secreto es una grave violación de las normas —dijo con firmeza.
Con eso, Sigfrido saltó al escenario.
—Sigfrido, ¿qué está pasando ahí? —preguntó Ángel Gracia, señor de la Secta Violeta Fulmina, mientras observaba la conmoción desde el escenario.
—Maestro, parece que una persona del reino mundano ha asistido a la Conferencia del Reino Secreto —informó Sigfrido.
—¿Qué? ¿Quieres decir que tenemos aquí a alguien del reino mundano? ¿Qué está pasando? — Quirino frunció el ceño.
Como figura poderosa de la Conferencia del Reino Secreto, Quirino no iba a dejar escapar a nadie que infringiera las normas.
—Señor Yura, escuché por casualidad que una persona del reino mundano ha entrado en la Conferencia del Reino Secreto. Se llama Jaime Casas y lo han traído los Gabaldón desde la Puerta del Fuego —respondió Sigfrido.
Al escuchar esto, Quirino dirigió de inmediato su mirada acusadora a Casio, que estaba sentado a su lado.
—Casio, ¿qué está pasando aquí? —preguntó Quirino.
Todos dirigieron su atención a Casio, extrañados de que hubiera traído a alguien del reino mundano para asistir a la conferencia.
Después de todo, la Conferencia del Reino Secreto tenía estrictas limitaciones en cuanto al número de asistentes y, sin embargo, Casio estaba dispuesto a ceder un asiento a alguien del reino mundano.
—Señor Yura, aunque el señor Casas es del reino mundano, también es miembro de la familia Gabaldón. Por lo tanto, no va contra las reglas que nos represente en la Conferencia del Reino Secreto. Es común que las familias tengan representantes en el reino mundano, y algunas incluso envían gente allí. No es una práctica nueva. Estoy seguro de que estos individuos pueden asistir a la conferencia como representantes de sus familias a su regreso, ¿no es así? —A Casio ya se le había ocurrido esta explicación de antemano.
—¿Señor Casas? —Quirino se volvió hacia Casio, perplejo—. ¿Es un artista marcial o un cultivador para que se dirijan a él con tanto respeto? Parece que tiene una estrecha relación con los Gabaldón.
—El señor Casas es un cultivador, y le debemos mucho. Por lo tanto, todo lo que tiene la familia Gabaldón debería pertenecerle ahora —explicó Casio.
Todos se quedaron atónitos ante las palabras de Casio, excepto Bruno, que permaneció impasible.
—Me gustaría conocer a este hombre, entonces. —A Quirino le picó la curiosidad.
Los demás también estaban intrigados por Jaime y se preguntaban qué era lo que hacía que Casio le tuviera en tan alta estima.
—Sigfrido, el señor Yura siente curiosidad. Por favor, sube a Jaime al escenario —le ordenó Ángel.