Capítulo 43
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Una señora corpulenta salio y con una mirada de confusión dijo: “Sofia, acaso su familia se enriquecio? ¿O ganaron la leteria? ¿Como asi que de repente deciden mudarse?”
Sofia ya había tenido sus escarceos…
¿Acaso?
¿Habia vuelto a sus andanzas?
De lo contrario, ¿de donde sacó el dinero?
La señora corpulenta procesaba esos pensamientos en su cabeza.
Sofia, con una sonrisa, miró a Gabriela y dijo. “Todo es gracias a Gabi, esta chica es muy inteligente, gano algo de dinero en la bolsa de valores…”
Al oir eso, la señora corpulenta dijo con envidia: “Sofia, qué hija tan buena has criado! Si Estela tuviera esa habilidad, ¡seguro que ya nos habriamos mudado de aqui!”
¡Una niña nacida en una familia adinerada es diferente! No solo tiene el don de la palabra, sino que también sabe como hacer dinero.
Al terminar de hablar, la señora corpulenta miró a Gabriela y continuó: “Gabi, ¿cómo es eso de invertir en la bolsa? ¡Enséñale a Estela! Que ella también gane algo de dinero y nos saque pronto de este maldito lugar.”
Las demás personas alrededor inmediatamente secundaron la idea, “¡Enséñales también a nuestros hijos!”
Gabriela sonrió levemente y dijo, “Eso de invertir en bolsa es como el juego, hay ganancias y pérdidas. Hay quienes pierden hasta la camisa, así que no es algo que pueda enseñar, ni puedo garantizar que todos ganen dinero.”
Ante esas palabras, el rostro de la señora corpulenta cambió de inmediato.
¡Qué tacaña!
¡Demasiado tacaña!
Incluso enseñar no quiere.
¿Qué tiene de especial saber ganar dinero?
¡Solo eres una hija ilegítima después de todo! Si no fuera porque puede ganar dinero, ¿quién la tomaria
en cuenta?
¡Qué se cree!
¡Debe pensar que es una princesa!
La señora corpulenta no paraba de criticar a Gabriela en su cabeza. Sin embargo,
mantuvo una sonrisa falsa y dijo, “Se dice que los vecinos pueden ser más cercanos que la familia. Hemos sido vecinos durante muchos años, ¿no van a querer ayudamos con este pequeño favor? ¡Vamos, Gabi! Si tienes dinero, compártelo y ganemos todos.”
Habían sido vecinos por muchos años, ¿qué le costaba a Gabriela enseñar a su hija?
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Si no fuera por las habilidades de Gabriela, la señora corpulenta no hubiera querido tratar con la hija de
una amante.
¡Qué cosa!
Con una mirada aún tranquila, Gabriela dijo: “Señora, ha acertado en todo. De hecho, si sé cómo ganar dinero. Pero preferiria enseñarle a un gato o a un perro en la calle antes que a Estela.”
Gabriela normalmente no tenia muchos intereses o pasatiempos, pero le gustaba cuando la gente no podia soportarla y aun así no podia hacerle nada.
La señora corpulenta se quedó sin palabras, su rostro palideció y se volvió rojo instantáneamente, estaba furiosa hasta el punto de casi escupir sangre, pero sin poder replicar.
Después de decir todo lo que tenia en mente, Gabriela se sintió completamente satisfecha yamada.
Sofia quedó atónita al lado.
Esos últimos dias habia visto a Gabriela siempre tranquila, pensando que era una chica de carácter suave. Nunca se hubiera imaginado que pudiera ser tan fiera.
¡Había dejado sin habla a la señora corpulenta, conocida en la zona por su lengua afilada!
Por pelear y discutir, nadie la habia ganado jamás.
Sergio, al lado, también estaba ligeramente sorprendido, pero rápidamente reaccionó, abrió la puerta del coche y dijo: “Vamos, hermana, Gabi. ¡Salgamos de aqui! ¿Para qué perder el tiempo hablando
con gente que no soporta ver a otros prosperar?”
Gabriela asintió y se subió al coche, apoyándose en Sofía.
La señora corpulenta miró fijamente la furgoneta que se alejaba en la carretera, y finalmente reacciono, escupiendo con fuerza al suelo, “¡Qué desgracia! ¡Siempre triunfan los miserables! ¡Asqueroso! ¡No eres más que una niña abandonada!”
Capítulo 44